La F1 de Valencia fracasa como motor de desarrollo inmobiliario

Levante Emv

"Financial Times" sitúa el GP de Europa como la "excepción" en el impacto urbanístico que se ha generado en el entorno de otros circuitos como los de Corea del Sur, Bahrein, Singapur o Abu Dabi

 Bernie Ecclestone junto a Francisco Camps durante la celebración del GP de Europa de 2010

J. L. G. VALENCIA
"La experiencia de Valencia es la excepción más que la regla". Así resume un reportaje del prestigioso diario internacional Financial Times el impacto sobre el mercado inmobiliario local del Gran Premio de Europa que se celebra en Valencia. El periódico dedicado a los negocios analiza la evolución de este sector en el entorno de las nuevas pistas creadas en distintos lugares del mundo, más allá de los circuitos tradicionales en enclaves de gran tradición, como el de Spa, en Bélgica, o Silverstone, en Inglaterra.
Así, se cita la pista construida en Corea del Sur sobre un pantano; en "el desierto estéril" de Bahrein; o el circuito construido en una zona periférica de Estambul con la esperanza de reavivar el área. "Estos proyectos ayudan a los mercados inmobiliarios locales de dos modos: incremento de la demanda de casas cerca del circuito y, en segundo lugar, desarrolla una infraestructura que de otra manera no habría existido", dice un consultor citado por el diario. En Corea, por ejemplo, se prevé la construcción de 10.000 viviendas alrededor del circuito, cuyos precios probablemente excederán el millón de euros en los apartamentos de primera clase. O en la marina de Abu Dabi está contemplado que la creación del circuito impulse la construcción de miles de lujosas casas y la aparición de una nueva comunidad como complemento a la pista de carreras y al parque temático de Ferrari.
En Singapur -donde se celebra el Gran Premio nocturno-, la configuración del circuito urbano es el broche de oro para un proyecto que pretende doblar el tamaño del distrito financiero, dice el diario. No hay casas dentro del circuito, pero éste ha ayudado a convertir la zona en un área de negocios que puede generar beneficios residenciales, apuntan los expertos.
Pero "no todas las localizaciones han sido tan exitosas". "Valencia está luchando para levantar un mercado local de casas alrededor del circuito", afirma Financial Times. Y añade: "Algunos inversores han cogido los apartamentos de la primera línea que producen buenos ingresos por el alquiler en los días de la carrera, pero la ocupación es menos fiable durante el resto del año. La Fórmula 1 seguramente otorga reconocimiento a la ciudad, pero en esta recesión, las ventajas quedan ocultas", explican desde una firma que trabaja para clientes extranjeros en España, Integrated Relocation Spain (IRS).
Lo cierto es que el análisis de Financial Times no hace sino reflejar una realidad que se constata año tras año del Gran Premio de Valencia: la creación del circuito no ha servido como revulsivo para arrastrar la zona hacia el crecimiento desde el punto de vista inmobiliario.
Por un lado, el PAI previsto para la zona del Grao todavía no se ha desarrollado. Además, fuentes consultadas por este diario apuntaron que la propia urbanización de la zona, con edificios altos, sería disfuncional para el funcionamiento del circuito por la merma de espacios. Al margen de esto, tras la primera edición el negocio de los balcones ha caído paulatinamente. La crisis hizo que los pisos con vistas de lujo -los de J. J. Dómine-, cuyo alquiler costaba hasta 8.000 euros para los días de carreras en el primer año, sufrieran una considerable rebaja hasta los 1.000 euros al año siguiente.

Carrera no rentable
Tampoco ha sido excesiva la oferta sobre las terrazas de las fincas aledañas al circuito. Ya el primer año, algunas empresas que se gastaron hasta 60.000 euros por tres días de alquiler exigieron la devolución de todo o parte del importe a las comunidades de vecinos por las pocas expectativas de negocio. Su objetivo era montar palcos para invitados VIP's. Todo ello se suma a un Gran Premio que no es rentable, y para el que el Gobierno autonómico ha tenido que salir al rescate asumiendo el pago del canon para su celebración.

 

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