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LEVANTE EMV

Las indicaciones contradictorias y las restricciones de tráfico aislan a cinco barrios

M. V./H. G., Valencia
Con el circuito de Fórmula 1 cerrado bajo siete llaves en pleno agosto -mes de vacaciones y, por tanto, de turismo- y el recinto portuario en funcionamiento, no es de extrañar que al menos medio centenar de personas se las vieran y se las desearan ayer para llegar a la estación marítima de Valencia a coger el ferry hacia Ibiza. "El problema sobre todo han sido los controles -relató Antonio, uno de los viajeros- porque no nos dejaban pasar con el coche si no estaba previsto que lo embarcásemos, algo que no íbamos a hacer". Al final, optaron por dejar el automóvil fuera del puerto y coger un taxi hasta la estación marítima.
Otros se encontraron con que los accesos habituales a la zona portuaria estaban cerrados a cal y canto y la única posibilidad para llegar al ferry era dar un rodeo tremendo, por supuesto, cargados con las maletas. "La gente pretende entrar por la avenida del Puerto, pero por aquí no puede pasar nadie -indicó uno de los vigilantes jurados que controlan los accesos-, así que los envío por Joan Verdeguer hacia la la avenida Baleares y el puente de Astilleros", el único acceso posible.
Afortunadamente, y pese a todas estas complicaciones, parece que nadie se quedó en el muelle. "Todos han venido con mucho tiempo en previsión de que hubiese problemas, aunque algunos llegan hasta las narices de dar vueltas durante una hora o más", puntualizó David García, encargado del Restaurante Sal y Arena, ubicado en la estación marítima.
Muchos, sin embargo, tuvieron una llegada "perfecta y muy tranquila, sin problemas", sobre todo los viajeros que procedían de fuera del casco urbano de Valencia y que, por lo tanto, entraron a la zona portuaria a través de la V-30. "Hemos preguntado en el Club Náutico -señaló Sheila- y nos han indicado muy bien el camino". Otros, por su parte, prefirieron el taxi para eliminarse problemas y, los más, empezaron a acercarse ayer a los controles de la zona portuaria para saber por dónde debían acceder a la estación marítima durante los próximos días y no arriesgar su pasaje a las Baleares.
Los negocios son, por el momento, los más perjudicados. El restaurante Sal y Arena permaneció "toda la mañana prácticamente vacío porque ningún trabajador de los que habitualmente vienen a almorzar se mete en este jaleo si no es imprescindible", aseguró García. Aún así, teme que el local sufra desabastecimiento "si los proveedores no pueden llegar con normalidad, como me parece que pasará antes del sábado".
Los negocios situados en el otro extremo del puerto, en J. J. Dómine y alrededores, tampoco están contentos con los días previos al Gran Premio de Fórmula 1. "Han cerrado el paseo -detalló el responsable de un bar de la zona- y han puesto una lona que impide ver nada del circuito, así que por aquí no pasa nadie más allá de los vecinos cuando en verano esto está repleto". La situación es tal que el hombre no dudó ayer en calificarla de "horrorosa" y afirmó que "si sigue así, el año que viene cerramos en agosto porque no nos compensa trabajar. El negocio está dentro del circuito. Para los de fuera no han dejado nada".
"¿Por qué cierran todo?"
Los vecinos de los cinco barrios del Marítimo afectados por el perímetro de seguridad del circuito urbano amanecieron ayer con helicópteros policiales sobrevolando sus cabezas y armándose de paciencia para seguir con su actividad normal pese a las dificultades de movilidad.
El alcalde en funciones, Miquel Domínguez, se reunió ayer con los vecinos de Natzaret, el barrio del Marítimo más afectado por los cortes de calles, para atender las reclamaciones de los residentes, que con el cierre del puente de Astilleros únicamente pueden llegar a la ciudad en coche o autobús por el camino de las Moreras o la V-30. "A tres días de la prueba no se entiende que se cierre todo", declaró ayer el portavoz vecinal Julio Moltó.
El alcalde en funciones y concejal de Seguridad se comprometió con los vecinos a estudiar in situ un itinerario peatonal por la marginal del viejo cauce que comunique el barrio con la Ciudad de las Ciencias. Las indicaciones contradictorias, que se solapan con las del recinto de la Copa del América en el acceso a la ciudad por la V-30, desorientan a muchos visitantes que ayer acabaron dando vueltas en círculo y totalmente perdidos en la Punta. "La gente se ha quedado con la copla de que al recinto de la Copa [el mismo que el del circuito urbano] se puede ir por Natzaret y ahora ya no es así porque está todo cortado", explicó Moltó.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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