El circuito es casi casi una realidad

LAS PROVINCIAS

Un sexagenario ex piloto de F-1 fue el primero en rodar y el castellonense Merhi, el más rápido

Los espectaculares bólidos de GT Open, en una de las curvas del trazado.
Un ex integrante de Fórmula 1, el sexagenario suizo Loris Kessel, fue ayer el primer piloto que cerró una vuelta a ritmo de competición en el circuito urbano de Valencia. Fue a las seis y cuarto de la tarde (75 minutos después de lo previsto) cuando el viejo zorro helvético completó con su Ferrari 430 GTS (of course rojo) el primer giro a los 5.317 metros del trazado valenciano.

Lo que hace dos años era una quimera y hace nueve meses se convirtió en un reto, ayer fue una palpable realidad. Valencia ya tiene casi, casi su circuito. Jamás nadie había corrido tanto por las calles de la ciudad, bueno sí, las empresas adjudicatarias de la obra de construcción del trazado… Ya se puede ir por los aledaños del puerto a más de 200 kilómetros por hora sin que sea un delito.

El honor de ser el más rápido en dar una vuelta al trazado valenciano recayó en un prometedor piloto de Castellón Roberto Merhi. El joven de 16 años hizo la mejor vuelta del día con 2.11.524 (a una media de 148 km/h.) con el Dallara de la escudería Llusia Racing en F-3. Y eso que su coche es de una generación anterior a los que llevan los pilotos punteros de la categoría.

Kessel y Merhi ni se imaginaba ayer que su anécdota de ser el primer en completar una vuelta al trazado urbano y de ser el más rápido había sido gracias a un esfuerzo humano y económico tan importante. El suizo y el castellonense estaban radiantes por pasar a formar parte de la corta historia de un trazado que ha nacido bendecido por la Fórmula 1 con un contrato para las próximas ocho temporadas, ni más ni menos que hasta 2015.

Después de ver la primera prueba de ayer en la que rodaron los coches de GTS, GTA y F-3 del Campeonato de España, Valencia ha vuelto a demostrar que sus proyectos se pueden cumplir, aunque aún falta mucho camino por recorrer para que el Valencia Street Circuit (VSC) sea un lugar perfecto para la práctica del automovilismo y para la adecuación del trazado al ambiente en el que se radica.

Como decía el piloto valenciano José Luis López-Pampló ayer, "el circuito ya tiene traje, pero pienso que aún le faltan los complementos". Y los adornos son muy importantes tanto a escala estética como, sobre todo, en el ámbito de la seguridad: de los pilotos y de los espectadores que ayer no se quisieron perder la histórica cita de Valencia con su nuevo proyecto: la Fórmula 1.

Sin duda ayer el circuito no estaba listo para albergar una carrera, sea de la especialidad que sea. Ni de motocarros. La organización y los responsables federativos de la prueba decidieron que las tres categorías presentes en Valencia hicieran un entrenamiento de baja intensidad. Banderas amarillas. Hoy los comisarios de pista tendrán agujetas de tanto blandir ayer el paño canario. El trazado no estaba listo al ciento por ciento y había que probar muchas cosas, demasiadas.

Una de las cosas que se testeó fueron las grúas ya que un coche de la F-3 quedó varado en pleno puente. Tras retirarlo de la peliaguda zona, el entrenamiento de la categoría continuó hasta casi las nueve de la noche.

Menos mal que Aspar se emperró en que se debía disputar una prueba antes del Gran Premio de Fórmula 1 del 24 de agosto. Esta carrera ha servido para pegar un estirón al circuito, para perfilarlo y para que muestre sus carencias. Es bastante probable que sin la carlota de este fin de semana el caballo hubiera ido mucho más lento y las prisas en vez de presentarse el 25 de julio se hubieran acercado el 20 de agosto, cuando probablemente hubiera sido imposible corregir errores.

Para los pilotos faltaban muchas referencias y ni tan siquiera el semáforo de la salida estaba colocado ayer. En muchas curvas faltaban las protecciones y los neumáticos. Las chicanes se las podían saltar a la torera ya que no había ningún impedimento en el asfalto que les perjudicara. Los conejillos de indias que ayer rodaron por el trazado lo hicieron conscientes de las dificultades que presentaba el trazado e intentaron respetar las banderas amarillas.

En los once kilómetros de vallas faltaban en algunos lugares las protecciones metálicas. Justo al final de la avenida del Puerto había un lugar donde el público ayer pudo contemplar perfectamente los entrenamientos en un puesto privilegiado, que carecía de la malla de protección. Peligro.

Para el público ayer fue una bicoca el circuito. Hoy y mañana hay que pagar, pero muchos ya han encontrado la forma de ver las carreras de forma gratuita. Ayer en J. J. Dominé había muchísima gente apostada en las vallas y hasta algún inconsciente subido a ella.

Si hoy sigue con la misma dinámica los espectadores pueden asistir a las carreras con simplemente apostarse junto a las verjas en esta calle valenciana. También hay una buena visión desde la zona de la terminal de pasajeros del Puerto. A disfrutar del motor.

 

 

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