ARRANCADAS. Docenas de palmeras están siendo arrancadas para ser reubicadas en el mismo puerto. marga ferrer
Moisés Domínguez, Valencia
Cincuenta días después de que se pusiera la primera piedra (o de que se pintara un simulacro de parrilla de salida) y a nueve meses de que la ciudad ya respire el ambiente automovilístico, las obras para la construcción del futuro circuito urbano de Fórmula 1 empiezan a cambiar la fisonomía de toda la zona afectada por el trazado. El trabajo es más voluminoso en los terrenos de la antigua estación de tren del Grao, pero se notan mucho más en el interior del puerto.
En todo lo que se conoce como Marina Juan Carlos I ya se puede dar casi por finiquitado el paseo interior, que había hecho las delicias de ciudadanos y visitantes durante la Copa del América, y que había visto reducir su utilidad durante los meses siguientes, cuando los barcos entraron en el dique seco. Esa zona de paseo pasa a mejor vida y sólo el tiempo dirá si se recupera para los meses siguientes, tal como está prometido en el plan de trabajo.
En el sector del interior del puerto se está realizando la obra más espectacular y, posiblemente, la más polémica: el traslado del puente levadizo que, en su momento, cerró la antigua bocana del puerto, para su traslado al canal, el cual cruzará para que puedan pasar de un lado a otro del puerto los bólidos. Se acabó el jardín del puerto A la vez, se está procediendo a la demolición de todo el mobiliario urbano. Rotondas, jardines, bordillos y todo cuando sobresalga tiene que ser retirado para igualar el terreno. Poco a poco han ido desapareciendo los elementos del paseo que, ahora mismo, invita ya más bien poco a ir a visitarlo. Apenas quedan en pie algunas de las secciones del ya antiguo parque, con espacio justito para ciclistas. Uno de los movimientos más espectaculares en toda esa zona es el traslado de docenas de palmeras, que están siendo arrancadas para replantarse en otras zonas no afectadas por lo que será simplemente asfalto. No se va a ir con miramientos en ese sentido: la verja exterior del puerto también caerá en toda la zona que sea necesaria (al fin y al cabo, se pretende hacer del puerto un espacio totalmente abierto). También han caído bajo la piqueta las gradas del canal, sobre la que muchos veían pasar los barcos cuando se encaminaban a las regatas. Las obras están sacando a la luz algunos restos de la vía del tren que, décadas atrás, conectaba todo el recinto portuario y que incluso conectaba con la estación del Grao, también ésta desaparecida recientemente.
Las bases de los desafíos, que aún funcionan bajo mínimos las que funcionan, no se han visto todavía afectadas, aunque es evidente que, tarde o temprano, lo serán. Sobre todo, aquellas sobre las que circula el trazado -salvo que éste se modifique-.
Una de ellas es la del Alinghi. Precisamente, junto al desafío suizo hay que drenar una buena parte de embarcadero para poder ampliar la calzada y permitir a los circular a los monoplaza. Si no, hay una curva diabólica donde, materialmente, no cabe un monoplaza.
En lo que se conoce como Sector Grao , la actividad es más espectacular. En el Puente de Astilleros se acumula la tierra, procedente del agujero del futuro campo del Valencia CF, necesaria para allanar el terreno. Este puente también verá modificado su aspecto, ya que la calle va a ganar en anchura. Es tan grande el trajín de tierra y piedras, que varias docenas de coches aparcados allí por la Guardia Civil (procedentes de robos y confiscaciones), tienen una gran capa de polvo. La recta del río, en preparación
Se advierte claramente el avance en lo que es la gran recta que correrá paralela al río. De hecho, ya se está cimentando: primero, se han practicado cientos de incisiones en la tierra para rellenarlas de grava y, así, darle más consistencia a sus cimientos. Por encima se están extendido cuatro capas diferentes de tierra, grava y tela aislante antes de aplicar sobre ella el asfalto.
Hay que tener en cuenta, de todos modos, que el circuito forma parte de una gran avenida. Es decir, lo que se está haciendo es reconvertir toda la desembocadura del río en una gran zona urbanizada. Y en su interior quedará trazado el circuito.
En el centro de esa gran manzana continúa la tarea más complicada: mover, retirar y limpiar la tierra contaminada de la antigua industria de combustibles, cargada de sustancias nocivas durante décadas. El pasado viernes, la compañía CLH anunció, coincidiendo con una visita de Francisco Camps y Rita Barberá, que la descontaminación dentro de un mes justo.
Hay que pensar que esta zona acogió depósitos de combustible durante 81 años: de 1925 a 2006 y es mucho lo que se ha filtrado. De hecho, el aspecto de la tierra y el olor son suficientemente evidentes en esta zona. Incluso en esa zona todavía quedaba una pequeña piscina de agua, procedente del temporal de lluvias de meses atrás y del propio nivel freático de los últimos metros del Turia.
Da la sensación de que queda mucho trabajo por realizar, pero los responsables de las obras muestran su confianza de que, si no hay graves problemas técnicos, se cumplirán los plazos.
Con todo, hay muchos aspectos que quedan por resolver. Uno de ellos salta a la vista: el circuito pasa por delante del Cementerio del Grao. Una zona donde la ubicación de las cámaras de televisión deberán hacer virguerías para evitar contrastes de imagen. Una de las curvas más lentas del circuito termina precisamente en el muro exterior del camposanto y habrá que ver si, para evitar la vista de muros y cipreses, no se acomodan gradas, algún gran cartel publicitario o incluso si se cubra íntegramente de forma temporal con una carpa especial.
Otro aspecto que queda pendiente es limpieza general del brazo de agua del cauce del Turia. Una auténtica cloaca, que sin duda contrastará con el circuito -y mucho más, evidentemente, con el nuevo barrio que se construirá posteriormente-.