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LEVANTE EMV

La dársena se convierte en una auténtica pasarela de yates de máximo nivel

lujo en estado puro. El "Centium", el "Rahal" y el "Indian Empress" pasan por ser tres de lo barcos más exclusivos que se encuentran amarrados en la dársena
 josé aleixandre
Amparo Barbeta, Valencia.
Flavio Briatore, Ron Dennis, el Príncipe de Bahréin o Rafael de Pino también compiten estos días en Valencia, pero en este caso, por poseer el mejor yate privado. ¿Cuál es más grande? ¿o más lujoso? ¿o más noble?… una larga retahíla de cualidades difíciles de comparar por estar también amarrado en la dársena el barquito de Vijay Mallya. Los más de cien metros de eslora del "Indian Empress" han obligado incluso a ampliar el pantalán central para que el barco del multimillonario indio y dueño de la escudería "Force India" pueda amarrar en la dársena. Sin embargo la majestuosidad del megayate no minimiza la belleza del "Force Bleu" de Briatore, el "Kogo" de Dennis, el "Rahal" del Príncipe de Bahréin Salman bin Hamad Al Khalifa o el "Alcor" del propietario de Ferrovial, Rafael del Pino.
De 2.800 a 60.000 euros
Entre la flota, que ha pagado entre 2.800 y 60.000 euros por amarrar el yate en la dársena -más IVA-, también destaca el "Centium", el primer megayate construido en España y propiedad de José María Suescun, dueño de Corporación Dermoestética. Sin embargo, a esta embarcación de 40 metros de eslora la empequeñece el "Creolo", un barco de estética clásica de 77 metros de eslora propiedad del dueño del imperio Gucci.
Atraídos por la Copa del América amarraron en la conocida como T, el "Lady Constance", el "Angel Heart", el "Seaphire" y el "Dephora" y ahora, con motivo de la Formula Uno repiten amarre. Se estrenan, entre otros, el "Annabel", el "Anypa", el "Destino", el "Cracker" o el "Brava", yates que, con motivo del cierre del puente que cruza el canal, deberán permanecer amarrados hasta, por lo menos, el domingo por la tarde en la dársena.
David Coulthard, sin embargo, ha preferido la Marina sur para amarrar su flota de yates ya que el piloto dispone de varios barcos que, en esta ocasión como ocurre en Mónaco, utiliza para alojar a sus invitados. También, como otros muchos visitantes, ha elegido la Marina por la privacidad que ello implica -renunciando a exclusividad- aunque desde este lugar no se pueda vivir desde el propio barco el Gran Premio de Europa. Y es que en Valencia, la oferta de amarres se acopla a todos los gustos y todos los bolsillos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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