Ana Yago, Valencia
Cuando se habla de arañar segundos al cronómetro, de coches inverosímiles, de circuitos legendarios y proezas automovilísticas, rara vez se menciona un nombre de mujer. Mucho menos si se trata del gran circo de la Fórmula 1. Pocos deportes pueden presumir de tener ídolos de alcance mundial desde hace medio siglo, nombres que permanecen en la memoria colectiva… Fangio, Graham Hill, Emerson Fittipaldi, Ayrton Senna, Michael Schumacher, incluso, porque no, Fernando Alonso. Salta a la vista que quienes escriben la historia, se olvidan en muchos casos de otros muchos héroes, o para ser más exactos, heroínas.
La fortuna o la casualidad han querido que sea este año, en el que se estrena circuito urbano en Valencia, el que se conmemore el cincuenta aniversario de la primera mujer que se puso al volante de un Fórmula 1. Y si del azar o la fortuna se trata, esa primera ocasión coincidió con un trazado urbano, el de Mónaco. Maria Teresa de Filippis, rodeada del glamour que hoy se pretende para el Gran Premio de Europa de Valencia, hizo historia el 18 de mayo de 1958. Y no fue la única. Al volante de un Maserati y al año siguiente de un Porsche disputó cinco carreras y demostró que el automovilismo no era sólo cosa de hombres, aunque quedara fuera en las clasificatorias.
Otra italiana, Lella Lombardi no sólo consiguió clasificarse sino que incluso acabó en los puntos en 1975, en España. Tras ella llegaron la británica Davina Galica y la sudafricana Desire Wilson, que llegó incluso a ganar una carrera en la Fórmula 1. No inscribió su nombre en letras de oro por que la organización no se consideró la carrera un Gran Premio y no contó para los puntos del Campeonato del Mundo.
Más recientemente Giovanna Amati intentó clasificar a los primeros tres Grandes Premios del año 1992 con el equipo Brabham. Al no lograrlo, fue reemplazada por Damon Hill, cuatro años más tarde, en 1996, con el apoyo de la escudería que no tuvo Amati este piloto se convertiría en Campeón del Mundo. Giovanna Amati se puede considerar la última mujer que casi ha conseguido hacerse un hueco en la categoría reina del automovilismo.
Algo más de una década después, todavía se espera a otro piloto femenino que demuestre que la Fórmula 1 es una competición democrática y no sólo otro circo de testosterona masculina. Hace dos años y medio, la piloto estadounidense Sarah Fisher probó para McLaren en el circuito de Indianápolis. Nada más se supo, quizá sólo fuera una acción de marketing promocional de este tipo de carreras en EE.UU. Algo de lo que sabe mucho la escudería británica.
El brillo de Natacha Gachnang
Otras, como la inglesa Katherine Legge lo han intentado recientemente sin mucho éxito. Hoy se escuchan varios nombres: Carmen Jordá, María de Villota, Simona de Silvestro, Natacha Gachnang, Lucie Panackova ó Alessandra Neri, promesas todavía. Pero puede que, si Adrián Campos logre posicionar un equipo en la categoría reina del motor, antes de lo que se cree una de ellas lea la cartilla a más de un piloto consagrado.