Sara Mut, Valencia
Se pusieron 100.000 entradas a la venta de las cuales, 40.000 estaban destinadas al extranjero. De esas 40.000, se han devuelto 22.000 aduciendo que la ciudad no puede recibir a tanta gente, que los potenciales compradores no se han hecho con su entrada porque no tienen dónde alojarse ante la saturación que viven los hoteles de cara al gran acontecimiento.
Valencia dispone de 10.000 camas hoteleras, muy por debajo de las que, por ejemplo, existen en Barcelona. Aún así, el secretario general de la Unión Hotelera, Luís Martí, quiere pensar que se puede asumir la oleada . "Ya lo veremos, pero yo creo que Valencia está preparada para acoger este evento", afirmaba a pocas semanas para que arranquen los motores.
Pase lo que pase, lo cierto es que las reservas han llegado hasta hoteles de Sagunt, Cullera, Gandia e incluso Castelló. Pero no es nada nuevo. A menos de un mes para la celebración del Encuentro Mundial de las Familias hace dos años, los hoteles de la ciudad registraban un lleno absoluto y ya lo advertía Miguel Ángel Fernández, presidente de la Unión Hotelera de la provincia de Valencia: "No hay ciudad en el mundo que tenga capacidad para acoger a un millón y medio de visitantes concentrados en pocos días". La avalancha fue tal, que tocó de refilón a los hoteles de Cuenca y Albacete.
Con la visita del Papa, el Ayuntamiento de Valencia permitió la acampada libre en el cauce del río y en los alrededores de la Ciudad de las Artes, iniciativa que no se contempla para los aficionados a la Fórmula 1 que vendrán sin una plaza hotelera y sin el dinero con que pagarla.
La Copa deñ América fue otro de los grandes eventos que atrajo a masas turísticas a la ciudad, especialmente durante las últimas jornadas. El impacto mediático fue menor, pero económicamente salió muy rentable ya que se extendió en el tiempo más allá de un fin de semana, lo que facilitó también la acogida de visitantes.
